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YF-23: el “hermano” del temible F-22 Raptor que nunca vio la luz

El F-22 Raptor es, hoy en día, el caza de quinta generación insignia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Pero no fue el único desarrollo de su tipo, puesto que tuvo un «hermano» que nunca vio la luz. Esta es la historia del YF-23, de Northrop y McDonnell Douglas.
Larissa Swisher Web Content & CEO
1 año ago

YF-23 Raptor nunca vio la luz, sin embargo el F-22 Raptor, de Lockheed Martin, es una de las aeronaves de combate más temibles de la actualidad. Dotado de tecnología furtiva, es el caza de quinta generación insignia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Y si bien su desarrollo y fabricación ha estado plagado de críticas por los altos costes del programa, ha dado sobradas muestras de sus capacidades. Pero lo que muchos no saben es que este avión tuvo un «hermano» que nunca vio la luz: el YF-23, de Northrop y McDonnell Douglas.

El YF-23 fue un «demostrador de tecnología»; es decir, un prototipo. Formó parte del mismo programa que derivó en la creación del F-22 Raptor, con el que compitió directamente para convertirse en el siguiente caza de superioridad aérea de la USAF. Y pese a que se quedó a las puertas de convertirse en una aeronave de producción masiva, logró impactar no solo por su estética, sino también por sus cualidades técnicas. Motivo por el cual se ha rumoreado varias veces sobre la posibilidad de revivirlo.

Los orígenes de este desarrollo de Northrop y McDonnell Douglas se remontan a comienzos de la década de 1980. Por entonces, la Fuerza Aérea estadounidense comenzó a barajar la posibilidad de crear un avión de combate con características avanzadas, que pudiera hacerle frente a los nuevos cazas de la Unión Soviética. Tanto el MiG-29 Fulcrum como el Sukhoi Su-27 Flanker eran vistos desde Occidente como amenazas de gran calibre. Incluso, con el potencial de poner en apuros al F-15 Eagle.

Así nació el programa Advanced Tactical Fighter (ATF), para el cual la USAF emitió una solicitud de propuestas a la industria armamentística en 1985. Para octubre de 1986, en tanto, la historia quedó resumida a dos candidatos: el YF-22, desarrollado en conjunto por Lockheed, General Dynamics y Boeing; y el YF-23, para el cual Northrop se asoció con McDonnell Douglas.

Ambas aeronaves YF-23 y F-22 Raptor debían cumplir varios requisitos cruciales para convencer a la Fuerza Aérea de Estados Unidos de su elección. Los más importantes eran tres: que fueran furtivas, de mantenimiento sencillo, y que tuvieran capacidad de supercrucero; es decir, de volar sostenidamente a velocidades supersónicas sin utilizar posquemadores.

El YF-23 quiso ser el caza de quinta generación de la Fuerza Aérea de EE.UU.

La USAF les dio a los creadores de ambos prototipos un período de 50 meses para diseñarlos, fabricarlos y probarlos. En el caso específico del YF-23, Northrop y McDonnell Douglas construyeron dos aeronaves de demostración, que volaron por primera vez en junio y octubre de 1990.

El caza llamó rápidamente la atención por su apariencia, especialmente por sus alas trapezoidales, con forma de diamante, y su cola en V. El habitáculo, en tanto, se encontraba en una posición elevada y cercana al morro, para favorecer la visibilidad del piloto en distintos ángulos.

Otro elemento característico del YF-23 fueron las salidas de escape de los motores, que estaban en la parte superior del fuselaje y apartadas entre sí. Esto difería drásticamente del YF-22 —luego F-22 Raptor— que las llevaba «escondidas» para favorecer las cualidades de sigilo. No obstante, Northrop y McDonnell Douglas optaron por recubrirlas internamente con baldosas térmicas para disipar la temperatura de los motores y disminuir las posibilidades de ser detectado por misiles buscadores de calor.

Para reducir la sección radar equivalente y que el caza sea furtivo, las armas se almacenaban internamente entre la nariz y el tren de aterrizaje. De todos modos, no se disparó ningún misil durante sus vuelos de prueba.

En cuanto a la motorización, los prototipos del YF-23 utilizaron opciones diferentes. Una de las unidades fue equipada con dos Pratt & Whitney YF119, y la otra utilizó dos General Electric YF120. Ambos modelos eran capaces de producir 35.000 libras fuerza de empuje con el sistema de poscombustión activado.

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